31 may 2015

Ante el riesgo yihadista, mantengo la esperanza en nuestra red social

Entrevista de Guille Altarriba

Frente al riesgo de exclusión social o el auge del islamismo radical, Josep Masabeu se muestra confiado. Él es responsable de Braval, una asociación de voluntariado que se encarga de ayudar a jóvenes inmigrantes del barrio del Raval, en Barcelona, a través del fútbol y el básquet. Con Josep hablamos sobre estos y otros temas y acabamos concluyendo que tal vez el amor sí mueva el mundo. Pero eso es el final: antes, la entrevista.
Hablas de que entre la 2ª y la 3ª generación de inmigrantes se da rechazo contra la sociedad que los acoge, y que por eso ocurren fenómenos como el del yihadismo, ¿por qué este rechazo?
Principalmente por una falta de expectativas. Toda persona sostiene su personalidad en cinco patas: los valores, la familia, los amigos, las creencias y el trabajo. Pero si no tienes trabajo ni familia ni amigos y tampoco puedes vivir tus costumbres como lo hacías en tu país, ¿qué te queda? Solo las creencias. Es lo único que les queda a los inmigrantes aquí, y se aferran a ello para mantener su identidad frente a una sociedad que no les acoge como debería.
Aunque si hablamos de 2ª y 3ª generación, de hijos y nietos de inmigrantes, la pata de la familia sí que la tienen, ¿no?
Pero hablamos en muchos casos de familias desestructuradas. Ya sea porque los padres se han separado o por otros motivos, como el caso de un chaval cuyo padre trabaja de noche, su madre de día… Económicamente salen adelante, pero el chico hace exactamente lo que le da la gana.
¿Hasta qué punto se puede hacer la identificación entre auge del yihadismo y desarraigo social?
No es una relación matemática, pero todo está relacionado. Todos los análisis que he leído coinciden en este punto: el yihadismo es un refugio ante la desesperanza, una sublimación que surge entre jóvenes que han quedado colgados de la sociedad. Es necesario consolidar el ascensor social, porque si perdemos a la 2ª generación de inmigrantes corremos el riesgo de tener aquí en Barcelona las banlieues de París.
¿Además del desarraigo social, existen otros factores?
Hay otros, claro, sobre todo las redes sociales y la influencia de los imanes radicales. Cuando no tienes ninguna otra salida, es muy fácil ser manipulado, y los chicos de los que hablamos son muy inseguros, tienen poca personalidad. Si desde el yihadismo se les promete el oro y el moro, y la sociedad de aquí no les ofrece nada tan atractivo… pues ya tienes el terreno abonado. La juventud es idealista, y esta es la situación
¿Hablamos solo de jóvenes musulmanes?
No, también españoles que no tienen creencia y que, por tanto, qué más les da. También hay que entenderlo: si yo no creo en nada y unos no me ofrecen oportunidades pero otros sí… Me voy de cabeza a Siria con el Estado Islámico.
Desde tu posición, del trato de cada día, ¿Ves la situación tan grave como lo venden los medios?
Sí que es serio, aunque no tengo datos exactos en la mano. Es algo serio y además tampoco es algo nuevo. Recuerdo que ya hace casi ocho años que el juez Garzón hizo aquella redada en la mezquita de la calle Hospital. Esos tíos iban a poner una bomba en la L2 del metro. El problema en Barcelona es que tenemos grandes bolsas de pobreza y marginación, y no podemos permitirnos ir cultivándola. No pienso que haya que angustiarse, pero tampoco decir “no pasa nada”. También veo un cierto acuerdo entre los medios para no dar demasiada información y evitar que la gente se ponga muy nerviosa. Sin embargo, creo que hay esperanza

La clave de la inclusión social es romper la barrera física, que lleva a la barrera mental

¿Dónde está esta esperanza?
En la gente. Con egoístas nunca conseguiremos una sociedad cohesionada, pero en el barrio del Raval, que es la realidad que conozco, somos treinta y pico las entidades que nos dedicamos a todo esto, y luego hay mucha gente sola que ayuda por su cuenta. Tenemos en esta ciudad una red social que en otros sitios no tienen: los colegios, la sanidad, las parroquias, los servicios sociales, las entidades… Esta red es el motivo de que el problema no haya explotado como en París.
¿Cuál es la clave para ayudar de verdad a estos jóvenes en riesgo de exclusión?
Lo primero de todo es mezclar la diversidad, porque esto rompe la barrera física y permite aprender de los demás. Con barrera física me refiero a tocar, a hablar con el otro… Cuando uno ve a una persona de otro color u otro país, que viste diferente… Pues yo no sé qué decirle, me pregunto qué estará pensando de mí, y él igual, se pregunta qué estaré pensando yo de él. Es una barrera física que implica una segunda barrera, la mental.
¿Y cómo se rompe?
Con proyectos colectivos. Nosotros en Braval estamos centrados en el fútbol y el básquet, que son deportes donde la barrera física se rompe al segundo día de vestuario. En unos castellers, se rompe a la media hora de estar cogidos. Una obra de teatro o un grupo de baile también funcionan.
Y en individual, ¿qué puedo hacer yo?
Fíjate, un ejemplo. Pon que vas por la calle y te encuentras a una persona que te pide limosna. A lo mejor no puedes darle dinero si no llevas, pero ¿no puedes estar un rato con él, hablando? Entonces te das cuenta de que vamos con estereotipos. “Es que me da corte”, piensas, y esa es la barrera física.
¿Qué más estereotipos llevamos con nosotros?
Un estereotipo muy extendido es el de que los inmigrantes son unos palurdos, unos ignorantes. Pero te doy un dato: de los 12.000 pakistaníes que hay en Barcelona, 6.000 tienen carnets de la Red de Bibliotecas. Si tú vas a la biblioteca de Carrer del Carme 47 cualquier día por la tarde es como si entrases en Kandahar. La directora de allí, una mujer que vale un imperio, descarga los diarios en idioma urdu e imprime unos cuantos. Bien, pues si empiezas a hablar con la gente de allí, es cuando te sorprendes. “Yo soy médico y estoy trabajando de paleta” o “yo soy físico y…”.
Impresiona…
O te pongo otro ejemplo. En Braval tenemos un chico ucraniano, cuya familia ahora lo está pasando mal por la guerra con Rusia. Su padre trabaja aquí de paleta y su madre de señora de la limpieza. Resulta que su padre era profesor de la Escuela de Ingeniería de Kiev y su madre, doctora en Filología Rusa. Si miras a este chaval, ¿qué piensas? “Hijo de un paleta y una señora de la limpieza”… ¡qué va! Hijo de dos catedráticos de la universidad. Sabe hablar castellano, catalán, inglés, francés, ruso y ucraniano, y ha visto todos los museos. Es una muestra viviente de cómo nuestros estereotipos son eso, estereotipos.
Hablabas antes de que hay que potenciar el “ascensor social”, ¿existe este ascensor o es una aspiración por cumplir?
Existe, y tanto, pero hay que darle patas. Te lo explico con otro ejemplo muy cercano. Uno de los programas que tenemos es el de robótica, de la Lego League, y uno de nuestros chicos estuvo en una de las conferencias que esta entidad da por los colegios de Barcelona. El chaval antes decía que quería ser pintor de brocha gorda, como su padre, una cosa bien respetable.
¿Y qué pasó?
Después de hacer el programa de robótica, dijo “yo quiero hacer eso que explicó esa señora de unos chips de la NASA”. Entonces le dije “Mira, si quieres hacer esto has de sacar un 8,5 de tercero de ESO, un 8,5 de cuarto y un 8,5 de Bachillerato, porque así podrás ir a la universidad con beca. Allí has de estudiar una carrera que se llama Ingeniería Informática”. El tío no tenía ni idea de lo que era eso, pero ahora, seis años después, está en segundo de Ingeniería Informática. Esto es ascensor social, pero solo se consigue a partir de una relación personal con los chicos.
¿También depende del entorno o de las ayudas?
Es necesario –y se da- que los padres se impliquen, pero todo empieza en lo más básico, en lo de más abajo. La clave está en cosas como que hay que ducharse después del entreno. El chico, cuando ve que con estas pautas tiene éxito, se apunta al carro. La Administración ha de poner más recursos, claro, pero al final no es un problema de recursos, sino de relación personal. ¿Por qué cambia un chico así? Pues porque establece una relación de amistad con un voluntario al que quiere y toma como referente. Eso es lo básico, lo que no puede faltar.

29 abr 2013

Inmigración. Unas nuevas coordenadas

Hasta hace muy poco, afrontábamos las dificultades de atención social siguiendo aquel dicho: primero dale un pez, y al mismo tiempo enséñale a pescar. Y a la vez procurábamos conseguir un arraigo de los inmigrantes en nuestra sociedad, de tal manera que no se rompiera la convivencia y se consiguiera la cohesión y el ascensor social.

En muy poco tiempo este esquema ha saltado por los aires:
- Crece el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza
- El paro se incrementa entre personas con una notable cualificación profesional
- Al mismo tiempo, hay puestos de trabajo que no se pueden cubrir porque la gente no los quiere hacer
- Estamos frente a un serio problema en el paso de la educación al empleo. 75 millones de jóvenes están parados en todo el mundo; y a la vez las empresas se quejan de que no encuentran suficientes candidatos con las capacidades requeridas
- En algunos jóvenes se detecta falta de firmeza, exigencia y personalidad para afrontar situaciones difíciles
- La crisis ha disparado la emigración de jóvenes españoles
- Y en el caso de los jóvenes que además fueron inmigrantes en su momento, esto provoca todavía más desarraigo
- Si antes podíamos ofrecer a los jóvenes una cierta seguridad: “estudia y después encontrarás trabajo aquí”, ahora estamos en una situación permanente de incertidumbre.

Estamos ante una nueva realidad, y debemos buscar nuevos parámetros de funcionamiento.

Desde mi experiencia en Braval, pienso que pasan por:
1. Primero, resolver los factores básicos: alimentación, vivienda, salud, etc. La ciudadanía reacciona con gran generosidad para ayudar en este aspecto, pero ¿podemos estar permanentemente "de recogida"?
2. Al mismo tiempo incidir en la formación de los jóvenes, inculcándoles la necesidad de ser emprendedores, con el ánimo de crear el propio puesto de trabajo. Pero ello te empotra con una dura realidad: en España los trámites requieren el doble de tiempo que en la Unión Europea, y los impuestos frenan a los emprendedores para convertirse en autónomos, a pesar de la última modificación legal; las entidades bancarias no dan créditos; y muchos jóvenes -especialmente los hijos de inmigrantes- no tienen el cojín familiar y social que les permita disponer del dinero suficiente para invertir.
3. Después, inculcar en los jóvenes los valores de la exigencia, fortaleza, espíritu de lucha, generosidad con los demás, afán de colaboración, etc. mediante el apoyo académico, la mentoría, el coaching, la relación personal con una persona voluntaria mayor, etc.
4. Deben dominar bien las tecnologías de la información y comunicación y los idiomas. Además de los conocimientos, deben adquirir competencias que les hagan versátiles.
5. De acuerdo con las capacidades de cada uno, procurar orientarles hacia los sectores profesionales que ofrecen lugares de trabajo.
6. En esta transmisión de valores que conforman la personalidad de los jóvenes, cada vez es más necesaria la interrelación con la familia. Por tanto es vital que las escuelas y las entidades que prestan ayuda lo tengan muy en cuenta para involucrarlas en los procesos de formación.
7. Ante la realidad de que muchos jóvenes bien formados están emigrando, hay que ir asumiendo que estamos viviendo en una aldea global, y ahora nuestros barrios se llaman Shangai y Washington. Por eso, y hasta cierto punto, el que va a trabajar a Indonesia ya no emigra, sino que se marcha a otro barrio.
8. En consecuencia, es más necesario consolidar en cada joven una personalidad madura, fuerte y equilibrada, que es lo que le dará continuidad y seguridad a lo largo de la vida, por muy cambiantes que sean las circunstancias externas de espacio, tiempo y sociedad.
9. Para conseguirlo es imprescindible la implicación personal de todos aquellos que estén dispuestos a ayudar, con dedicación de tiempo, imaginación, ilusión y energías. Cualquier persona -de todas las edades, procedencias sociales, opiniones y creencias- puede contribuir con su aportación al voluntariado, colaborando en la medida de sus posibilidades y en el ámbito que se adecue más con sus capacidades e intereses. Son un referente positivo para los jóvenes.

3 feb 2012

Venceremos la pobreza con la educación

Uno de cada cuatro españoles es pobre o está en riesgo de serlo


El 25,5% de la población, 11.666.827 personas, vivía en España en 2010 en situación de pobreza o en riesgo de pobreza, según los datos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN). Este colectivo excluido socialmente aumentó de forma absolutamente preocupante en un millón de personas entre 2009 y 2010.

Entre todos debemos afrontar esta situación con actuaciones a dos niveles:

En primer lugar un plan de choque que permita cubrir las necesidades básicas: comida, abrigo, vivienda, salud, etc. En esta línea se encuentra la respuesta ciudadana de multitud de personas y entidades de todo tipo que ayudan muy generosamente. Pensemos por ejemplo en el éxito de la campaña del Gran Recapte, o la recogida de comida para Navidad de muchas parroquias e instituciones, etc. Esto quiere decir que la gente se da cuenta que la situación es la que es, y colabora en la medida de sus posibilidades.

Pero al mismo tiempo hay que hacer acciones que permitan a cada persona desarrollar sus capacidades y recursos personales para salir de esta situación de exclusión. Es aquello de enseñar a pescar y no contentarse con darle un pescado para comer. Y eso pasa necesariamente por el éxito escolar y la inserción laboral.

Por ello es fundamental el trabajo de muchas entidades dedicadas al apoyo socioeducativo de los jóvenes y de las familias en su proceso de crecimiento en un contexto de exclusión social, de manera que se consiga la promoción de cada persona.

La solidaridad se construye con realidades.
Si faltan medios económicos, es necesaria la ayuda material, institucional y particular. Si falta cariño y amor, en el sufrimiento, la triste soledad o la fría indiferencia, es imprescindible una relación personal para poder ofrecer cariño, comprensión, disculpa, acogida, consuelo, ayuda ...

Estos dos aspectos no deberían separarse. Por eso es tan necesaria, eficaz, cercana y humana la implicación del voluntariado.

Todos tenemos que ayudar, en la medida de nuestras posibilidades. Todos podemos hacer algo por los demás. Porque si tú tienes una necesidad y yo te puedo ayudar y no lo hago, el problema no es que tú te quedas con esta necesidad, el problema es que yo me estoy volviendo un egoísta. Y con egoístas de ninguna manera podremos lograr una sociedad cohesionada.

2 ago 2011

Braval, uno de los secretos de la cohesión social en el barrio catalán más multicultural

Reportaje de Elisabet Borreda, publicado en social.cat el 9.06.11

1,1 kilómetros cuadrados, 49.000 habitantes, un 47% de inmigración y un 40% de paro. Estos cuatro datos retratan el barrio del Raval de Barcelona, la zona con una concentración de inmigrantes más alta de Cataluña, por encima de ciudades como Salt (con 32.000 habitantes y una densidad de 4.598 hab./km2 frente a la densidad del barrio barcelonés de 44.831 hab./km2) que en más de una ocasión ha sido portada de diarios por temas de inmigración. En pleno corazón del Raval y en medio de una gran variedad y cantidad de entidades que procuran por la integración de la inmigración y por la cohesión social encontramos Braval.

Según su presidente, Josep Masabeu, Braval es un centro de apoyo socioeducativo que, a través del deporte, hace un seguimiento académico de los chicos para evitar el absentismo escolar y guiarlos hacia la formación superior o hacia el mundo laboral. La entidad se creó el año 1998 y desde entonces más de 1.000 chicos han recibido su asistencia.

El funcionamiento es claro y eficaz: Braval tiene montados 11 equipos en competición -6 de básquet y 5 de fútbol sala- que juegan en la liga normalizada de Barcelona y que permite la interrelación con chicos de otros barrios. Cuando un chico quiere ingresar en el equipo se le deja entrenar y jugar un par de días y si le gusta se contacta con los padres o con los representantes legales y se les explica que para formar parte de estos equipos debe asumir un compromiso que pasa por ir a la escuela y una pequeña colaboración económica mensual. De esta manera, con un precio simbólico se consigue que los responsables del chico tengan más claro el valor de esta entidad que lucha contra el absentismo escolar y, además, desde Braval también se ofrecen horas para hacer los deberes que ayudan a ver los puntos fuertes del chico, comunicarlos al colegio y potenciar al máximo su motivación.

Los voluntarios, pieza indispensable de este engranaje
Braval no se entiende sin el trabajo de los voluntarios. Cada uno de los equipos deportivos cuenta con 7 u 8 personas que llevan los equipos deportivos y que acaban siendo un referente de los chicos, siempre en función de la sintonía que hay entre ellos. Un valor añadido de la entidad es que el éxito se plasma en el hecho que algunos chicos que han pasado como “alumnos” han acabado siendo voluntarios cuando se han hecho más mayores, que 200 de los más de 1000 chicos que han pasado por Braval ya están trabajando, que 13 están en la universidad y que uno ya es ingeniero informático. El contacto constante con los chicos también ayuda a los voluntarios a poder orientar nuevos programas como el de inmersión lingüística o el casal de verano en función de sus inquietudes y necesidades y a entrevistarse periódicamente con los padres para hablar de cada caso concreto.

'Si no te comportas, no juegas'
La entidad anualmente acoge unos 200 chicos de 30 países diferentes que se agrupan en equipos deportivos multiétnicos para evitar ghettos. 130 voluntarios gestionan estos grupos dedicando 14.000 horas anuales. Semanalmente hay tres días de actividad: uno para entrenar, uno para competir y otro para el estudio o las celebraciones; una planificación ideada para conseguir los tres objetivos de cohesión social, luchar contra la marginación y facilitar la incorporación de los inmigrantes a la sociedad. Pero siempre procurando el cumplimiento de su parte del trato por parte del chico: 'Si no te comportas, no juegas', asegura Masabeu.

Terral, el homólogo del Braval para chicas
Los fundadores de Braval, antes de crearlo, viajaron a Estados Unido e Inglaterra para aprender de otros organismos que ja hacían este trabajo. En ambos casos se encontraron con la misma recomendación: en el cas de los chicos, un chico trae a un amigo y, cuando éste ya está dentro de la asociación, se consigue el beneplácito de sus padres y, entonces, dejan inscribir a la chica, la hija. En el caso de las chicas la dinámica es distinta: si quieres atraer a una chica primero debes conseguir la confianza de las madres. Y esta filosofía se sigue en Terral, el centro con las mismas funciones que el Braval orientado sólo a chicas y que articula sus programas en proyectos colectivos como grupos de teatro o coral.

Aunque con técnicas diferentes, ambas entidades consiguen, ampliamente, sus principales objetivos: la cohesión social, la lucha contra la marginación y facilitar la incorporación de los inmigrantes a nuestra sociedad en el barrio más multicultural de la capital catalana.

18 jun 2011

Concierto en "El Teatrillo" a beneficio de Braval

El Teatrillo es un pequeño local de Sarrià (Barcelona) sin ánimo de lucro en el que se juntan dos mundos: la música y la acción social. Los organizadores buscan músicos de todo tipo (pianistas, cantantes de ópera, grupos de jazz, guitarristas, castañuelas, etc.) para que deleiten al auditorio con sus dotes artísticas en unas veladas en las que se aprovecha para presentar la labor de muchas ONG, con el fin de conocer la gran labor que éstas realizan y colaborar en sus proyectos.

El Concierto CLIII, celebrado el 9 de junio 2011, fue a beneficio de Braval.

Los músicos
Núria Dardinyà   SOPRANO
Marie Malechova   PIANO
Raúl Poblet   TENOR

Repertorio
Primera parte
E. Toldrà.  Canticel. Cançó de grumet
I. Corderas.  Ave María
F. Mompou.  Pito, pito colorito
M. Falla.  Paño moruno
X. Montsalvatge.  Canción de cuna. Punto de habanera
Segunda parte
G. Rossini.  Il Barbiere di Siviglia. Che vecchio sospettoso
W.A. Mozart.  Don Giovanni. Ma qual mai soffre
G. Puccini.  La Bohéme. Si mi chiamano Mimi
E. de Curtis.  Tu ca nun chiagne!
F. M. Valls.  Cançó d’amor i de guerra. En el Vallespir. Per tu Francina meva







Asistieron unas 80 personas, y se recogió un buen donativo para Braval

13 jun 2011

Mézclate conmigo

El Raval: convivencia multicultural para evitar el conflicto social

Reportaje de Sílvia Melero. Publicado en la revista 21RS. Junio 2011

Las calles de este barrio están dibujadas con pinceles de colores y trazos de diversidad. En poco más de un kilómetro cuadrado conviven personas de 30 países que hablan 10 lenguas y profesan 9 religiones. Es una de las zonas con mayor densidad demográfica de Cataluña. Casi la mitad de los vecinos son inmigrantes. Visitamos un experimento de mezcla multicultural entre chavales -balón en mano- para evitar el estallido social y le tomamos el pulso al barrio más mestizo de Barcelona.


“¿Tú sabes quién es Bin Laden?”. Hoy los chicos del barrio del Raval charlan animadamente sobre lo que han visto en la tele. La cosa no está muy clara. “No se sabe si le han matado o no”. También están contentos porque anoche el Barça ganó al Madrid. “Ponlo en el reportaje”. Tienen 10 años y van llegando poco a poco al centro de apoyo socioeducativo Braval, después del cole. Aquí pasan la tarde jugando, haciendo los deberes y, sobre todo, pensando en el próximo entrenamiento. Bryan, que es de Santo Domingo y llegó a España hace seis años, explica que es el portero del equipo. Andrei, filipino, vino hace tres años con su padre, su madre llegó primero. “Mi mejor amigo está aquí, en Braval”, dice. Está contento, sus compañeros bromean, parece que le va a pedir salir a una chica. También está Efrén, que es de Barcelona y juega en el equipo de baloncesto.

“Sean de donde sean, los chavales se relacionan por aficiones comunes, no por factores étnicos, así que el deporte es una buena herramienta para forzar la mezcla”. Pep Masabeu tiene claro que hay que crear espacios de convivencia entre autóctonos y foráneos para evitar los guetos. Preside la entidad Braval a pie de calle y es doctor en Pedagogía por la Universidad de Barcelona.

También es consciente de que sus declaraciones a veces pueden generar polémica, como cuando dice que “algunos políticos y gurús han visto pocos inmigrantes en persona y hablan de oídas sobre la inmigración” o que “hay que dejar de financiar asociaciones de inmigrantes porque separan y no mezclan”.

Por las laberínticas calles del barcelonés barrio del Raval se va encontrando con adolescentes que lo saludan animadamente. Van a entrenar al polideportivo. “Nuestro gancho es el deporte. La mayoría llegan porque se lo ha dicho un amigo. Se apuntan al equipo y luego viene todo lo demás”. Les piden autorización de los padres para que vengan en persona y sepan que hay unas normas: primero se estudia y se hacen los deberes. Si no, no se puede entrenar ni jugar.

“Son chavales con poca gratificación afectiva, hay que invertir en cariño, en atención personal. Muchos o no tienen a sus padres aquí o apenas los ven porque trabajan muchas horas y no pueden hacer un seguimiento cercano de los niños”, puntualiza Pep.

Algunos pasan demasiado tiempo en la calle, como explica Rubén Mestre, jefe de programas de Braval. “Un día me decía un chaval que en la calle te sientes importante, pasa todo lo que se ve en las películas (peleas, robos, policía…). Es cierto que si les tienes en una burbuja no se educa para estar en la calle, pero hay que darles pautas. Cuando hacemos excursiones, por ejemplo, vamos en transporte público porque forma parte del aprendizaje cederle el asiento a una anciana”.  Organizados por edades en equipos de fútbol y baloncesto, los niños comparten con sus compañeros de partido las horas de estudio y eso une mucho.


Laboratorio de convivencia
Pep insiste en desmontar los estereotipos que tenemos sobre la inmigración. “Se difunde una visión sesgada y el ambiente se está enrareciendo. El problema no es la inmigración, es el paro. Se nota que los chavales están más nerviosos por las circunstancias económicas de sus familias”. Defiende que El Raval no es sólo prostitución, droga y delincuencia. También es un laboratorio de la convivencia posible en una Cataluña cada vez más mestiza.

En este barrio (y en poco más de un kilómetro cuadrado) viven 48.000 personas de 30 países, que hablan 10 lenguas y profesan 9 religiones. Es una de las zonas con mayor densidad demográfica. El 47% de los vecinos son inmigrantes (principalmente pakistaníes, seguidos de filipinos, bangladesíes, marroquíes e italianos). La tasa de paro ronda el 30%. Y siete de cada diez habitantes sólo tiene estudios de Primaria.

Por eso, que 200 chavales que han pasado por Braval estén trabajando “con contrato” y 13 hayan llegado a la universidad les llena de orgullo. “Braval no es un centro para inmigrantes sino para los habitantes del Raval. Como resulta que en el barrio hay muchos inmigrantes, pues lógicamente tenemos inmigrantes”, matiza su presidente.

Del Opus Dei a la mezquita
La iniciativa de Braval forma parte de las obras de promoción social del Opus Dei para promover la cohesión social y evitar la exclusión de los jóvenes. “No ocultamos nuestra identidad cristiana, pero aquí hay chavales y voluntarios de todo tipo (tenemos católicos, evangelistas, musulmanes, hindúes, budistas, ortodoxos, judíos, agnósticos…). A veces parece que hay que evitar el tema de la religión, como si todos tuviéramos que ser aconfesionales, y creemos que es un error. Para nosotros forma parte de la identidad de cada cual”. Rubén cuenta la anécdota de un niño que les han enviado desde un centro de menores. “Resulta que todos los viernes se escapaba del centro. Un día uno de los voluntarios que tenemos aquí habló con él y el pequeño le explicó que se escapaba para ir a la mezquita. Desde entonces, el voluntario lo acompaña y ha dejado de escaparse”.

Y es que los monitores son la pieza clave de este proyecto. Escuchan, motivan y son un referente. “El ejemplo del Barça nos ha servido para trasmitirles valores como el esfuerzo, la deportividad y el compañerismo, en un lenguaje cercano que es el que ellos manejan”, dice Pep.

Llama la atención que en Braval no hay niñas. “Es un centro para chicos, todo pivota en torno a los equipos de fútbol y básquet masculinos. Tenemos otro centro para niñas, pero el deporte no ha funcionado tan bien. Sólo hemos logrado un equipo de baloncesto femenino. Vamos probando cosas y adecuando el modelo a las necesidades que detectamos. A nosotros nos funciona esto, no digo que sea el mejor método ni que todas las organizaciones tengan que hacerlo así, pero es lo que nos ha funcionado”.

Ese otro centro es Terral. Aquí el método es a la inversa: primero atraen a las madres (con cursos sobre cocina, costura o alfabetización) y luego a las hijas. “Si no, las mujeres marroquíes no saldrían de casa. Lo importante es que vengan y que hablen con otras mujeres, que cuenten sus cosas. Hay mucho maltrato. Las niñas encuentran un espacio de paz donde poder estudiar”, cuenta Victoria Guindulain, directora del centro.

Seguimos avanzando por las calles del Raval y nos encontramos con Salvador Trojaola, comerciante catalán y presidente de la Asociación de comerciantes Nou de la Rambla. Su hijo de 14 años está en un equipo de fútbol de Braval. “Fue allí y se apuntó. Le gusta el ambiente, se lo pasa bien. Sólo habla de su amigo chino, que es el portero. Este barrio es rico en diversidad, ningún problema, está normalizado”.

Pep aclara que eso se ha logrado por la labor que están haciendo muchas organizaciones y entidades. “El ayuntamiento de Barcelona está haciendo un esfuerzo importante en infraestructuras y rehabilitación de edificios (junto al Museo Macba hay casas sin agua corriente), pero eso no es suficiente, hay que apoyar la cohesión social y humana”.  Para que no ocurran altercados como en Salt y Vic. “Hay que acabar con la zonificación de las escuelas. Si en un colegio el 92% de los alumnos son de fuera, ¿quién se integra? Prefiero hablar de acomodación, encaje. Las personas que llegan a un país deben aprender las normas sociales y culturales para convivir. Tienen derechos y deberes y deben cumplirlos, no porque sean inmigrantes sino porque son ciudadanos. Primero esto, y luego ya te enseñaré a hacer paella y ya me enseñarás a hacer cuscús”.

En esa realidad poliédrica que es la inmigración, conviene evitar los estereotipos y los prejuicios que sólo confunden y no permiten abordar uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el país, según Pep.

Para Teresa Llorens, responsable del Área de Igualdad y Ciudadanía de la Diputación de Barcelona, la inmigración suma y no resta. “Un desafío es la participación de la población inmigrante en el desarrollo de su pueblo o ciudad en entidades y en la política. Es fundamental para garantizar una buena convivencia. Así fomentamos el diálogo y el necesario entendimiento mutuo. Tenemos que seguir construyendo puentes de conocimiento porque muchas veces los roces se producen por el desconocimiento y por no entender al vecino”.


Voluntarios, un referente para los chavales
Son tutores de estudios, entrenadores del equipo o monitores de ocio. Pero, sobre todo, son las personas más cercanas a los chicos de Braval.

Glen (23 años). Nacido en Cataluña, es hijo de padres filipinos. Su historia es un buen ejemplo de la cadena que genera Braval. De pequeño conoció el centro a través de un amigo porque tenía problemas de estudios. Hoy es el primer joven de Braval que está a punto de terminar una carrera (ingeniería informática). Ahora es uno de los voluntarios. “De alguna manera quería agradecer la ayuda que recibí y devolverla ayudando a otros”.

Pablo, mexicano. Comenzó a ser voluntario como entrenador de baloncesto y ahora les orienta en los estudios. “Como inmigrante, aprendo mucho de las familias que abandonan todo por un sueño. Los chicos ven que sus padres trabajan mucho, incluso los domingos, se matan trabajando. De forma natural quieren trabajar, son muy extrovertidos. Aprendes mucho de ellos, de las diferentes formas de vivir la felicidad”.

Jorge (71 años). Español, ingeniero industrial jubilado. Desde hace dos meses es voluntario ayudando en problemas de estudios. “Una de las cosas más bonitas que he descubierto es que todos los chavales son iguales, no hay clases sociales. Hay que dar amor, quererlos, darles todo lo que puedas”.

Javier (28 años). Argentino. Dice que Braval es parte de su familia. Comenzó enseñando castellano a un niño filipino. “Se estaba incorporando a la escuela y lo más urgente era aprender la lengua”. Después dio clases de teatro y ahora un curso de orientación laboral. “Aquí se inculca mucho respeto. Yo no practico ninguna religión. Me he encontrado con gente estupenda, aferrada a los sentimientos, no a las desigualdades. La fortaleza del proyecto es creer en las personas, la armonía entre culturas. Esos niños seguramente no van a tener problemas de racismo de mayores”.

Guillermo (24 años). Español, acaba de terminar su carrera. “En el campo el grupo se lleva muy bien, se evaden, conocen la cultura de los demás. Me encanta entrenarlos y ayudar en los estudios, hacer algo que no suponga pensar en ti”.

7 jun 2011

Pa i Tomàquet amb Tertúlia

El Pa i Tomàquet amb Tertúlia es una tertulia-cena alrededor de una mesa, degustando pan con tomate bien acompañado y excelentemente regado, en la cual se tratan temas de interés con un Invitado de Honor y una docena de personas más.

El objetivo es debatir sobre temas de interés y de actualidad. Se celebra en Barcelona, en un piso particular del Paseo de Gracia. Generalmente un lunes desde las 20:00h. hasta las 22:30h. La primera sesión se realizó el 19 de Junio del 2000, y hasta el 30-05-2011 se han celebrado 194 "Pa i Tomàquet amb Tertúlia", con la participación de 1.380 asistentes diferentes.

Los Invitados de Honor son cualquier persona con la que sea interesante mantener un intercambio de opiniones.

Fui el Invitado de Honor el 30-05-2011. Hablamos sobre diversos aspectos de la inmigración, con las siguientes personas:

Anna Armengou Iglesias .- Licenciada en Psicología. Gerente de Tribuna Barcelona
Jaume V. Aroca .- Periodista. Redactor de política de La Vanguardia
Gemma Calvet .- Abogada y Consultora. Experta en Políticas sociales y penitenciarias
Ignasi Camps .- Cocinero. Propietario Restaurante Ca l'Ignasi de Cantonigròs
Maria Casanovas .- Abogada
Ferràn Espada .- Periodista. Director de El Punt Barcelona
Ernest Flaqué  .- Empresario. Presidente de Inmogrup y de Raval Solidari
Ismael Palacín .- Director Fundación Jaume Bofill
Julieta Regás .- Empresaria
Carla Sanclimens Armengou .- Economista. Dep Marketing de Panrico
Josep Mª Sanclimens i Genescà .- Abogado, Consejero Delegado del Grupo BGI. Secretario General de Tribuna Barcelona
Josep Mª. Sust Alemany .- Empresario. Presidente de Cubil
Virginia Tarragona .- Empresaria. Cincventaycinco
Francesc Vilà .- Psicólogo. Cuina Justa
Josep Vilallonga Shelly .- Empresario, Presidente del Grupo Vilallonga