30 may 2011

Preservar la convivencia

Artículo de Lluís Foix
Publicado en La Vanguardia el 26 mayo 2011

Lo más inteligente sería considerar el fenómeno como una oportunidad y no como un problema

El mapa social de Catalunya ha cambiado notablemente en los últimos diez años. Somos más de un millón más de catalanes que han venido de otros países, con otras culturas y costumbres a cuestas, con creencias y convicciones distintas. Cuando esas personas eran bien acogidas para desempeñar trabajos que contribuían al crecimiento económico general los problemas eran menores.

Pero con la llegada de la crisis, que nos afecta a todos, también les ha tocado a ellos que la sufren doblemente, por su calidad de inmigrantes y por su precariedad de condiciones de vida en estos tiempos dominados por un cierto miedo colectivo. Miedo a no perder el trabajo, miedo a no encontrarlo, miedo al futuro que se percibe incierto y miedo también al otro que puede ser considerado como un intruso indeseable.

La sociedad catalana tiene una porosidad demostrada en los últimos cien años. La integración de los inmigrantes peninsulares a lo largo del siglo XX ha sido positiva sin romper la convivencia entre personas que llegaban para quedarse afrontando las dificultades vitales de quien aterriza en un nuevo entorno social y cultural.

La integración de los que llegaron dice mucho a favor de los sobrevenidos pero también habla muy positivamente de la sociedad de acogida que muy pronto, especialmente a partir de la recuperación de las libertades democráticas, los consideró catalanes a todos los efectos.

Es cierto que la ola de inmigrantes peninsulares era una cierto trasplante con muchos rasgos en común con la sociedad catalana. La inmigración reciente ha venido de América Latina, Pakistán, Marruecos, África subsahariana y otros países con rasgos culturales, costumbres y convicciones propias. Si han tenido ocasión de trabajar se han integrado gradualmente. Es interesante señalar la paz social en el municipio leridano de Guissona donde los inmigrantes igualan o superan a los autóctonos.

¿Por qué la inmigración ha alimentado el miedo en muchos municipios catalanes que en las últimas elecciones han dado el voto a la xenófoba Plataforma per Catalunya o han premiado a García Albiol en Badalona que ha hecho un discurso dramático sobre los inmigrantes? Pienso que una de las causas es el miedo al inmigrante en general culpándole de abusar de los servicios sociales, a pesar de que en un informe reciente se da cuenta de que no es así. Lo prioritario es preservar la convivencia al margen de los pasteleos políticos para presidir este o aquel ayuntamiento.

El objetivo común debería construirse sobre el respeto a la persona y no en planteamientos ideológicos que ponen en grave riesgo la convivencia. Están aquí para quedarse y no se irán. Lo más inteligente sería considerar el fenómeno como una oportunidad y no como un problema.

14 may 2011

JOSEP MASABEU, BRAVAL DEL RAVAL : «Que uno de nuestros chicos sea universitario es un sueño hecho realidad»

Entrevista de Víctor Colomer
Publicado en el Cara a Cara del Diari de Sabadell el 12 mayo 2011

El pedagogo sabadellense Josep Masabeu Tierno, 58, dirige desde hace doce años el proyecto del Raval Braval (con B de Barcelona), que facilita el éxito escolar y la inserción laboral a 200 jóvenes y adolescentes de 30 nacionalidades distintas.

Nació en la calle Tres Creus, 63, («yo he visto construir La Farándula») y estudió en los Escolapios. A los 8 años se trasladaba a Barcelona por motivos laborales de su padre, economista y profesor de la Escuela de Comercio. Gracias a la familia conserva todavía fuertes vínculos en nuestra ciudad.



¿Cómo se trabaja la cohesión social en un barrio donde vive gente de 30 países distintos?
A través del deporte. Tenemos 6 equipos de básquet y 5 de fútbol sala, forzadamente multiétnicos.

¿Qué quiere decir «forzadamente multiétnicos»?
Que en cada equipo mezclamos pakistaníes con filipinos, colombianos, brasileños o marroquíes, para no crear guetos.

¿Partidos amistosos?
No, no. Jugamos la liga de Barcelona y esto es importante porque así nuestros jóvenes salen del Raval y, a la vez, los otros equipos vienen aquí a jugar.

Si un emigrante juega a básquet ¿no delinque?
Y un español tampoco y a los españoles también los atendemos. Nosotros hacemos cosas para todo el mundo, no sólo para los inmigrantes.

Si juegas a básquet ¿te integras?
Aquí sí porque en cada equipo tenemos cinco o seis voluntarios que apoyan a los chicos en el programa 1@1 y con el tiempo se van convirtiendo en un amigo.

¿Cómo apoya exactamente este voluntario?
Hace el seguimiento a cada participante y le inculca valores como el de la puntualidad, ducharse después de jugar, no hacer campana en la escuela, hacer los deberes cada día… y, si no, el sábado no juega.

¿Funciona el sistema?
Sí, estos días tenemos la gran satisfacción de que uno de nuestros chicos, hijo de filipinos, ha terminado la carrera, concretamente la de ingeniero informático. Esto para nosotros es un sueño hecho realidad.

Una flor no hace primavera
Pero tenemos trece más en la universidad. Y más de 200 trabajan con contrato. No es fácil.

¿Por qué?
Porque a veces les llevas a un curso ocupacional y en la primera semana de prácticas que ganan 50 euros están tan contentos que se los gastan y ya no vuelven mas.

O sea que tienen razón los racistas: los inmigrantes tienen privilegios y encuentran trabajo antes
En absoluto. Yo busco trabajo a todos, español o extranjero. Muchos chicos catalanes del barrio de tota la vida también se benefician.

¿Es cierto o no que los inmigrantes tienen ayudas especiales?
No. Simplemente las ayudas sociales son para los más pobres y algunos inmigrantes son muy pobres.

¿Es cierto o no que todos los males de la sanidad pública son culpa suya?
El colapso sanitario no tiene nada que ver con los inmigrantes. Ninguno de estos tópicos es cierto. «La Caixa» acaba de demostrar con un estudio que los inmigrantes aportan más de lo que reciben.

Así pues, ¿ninguna diferencia?
La gran diferencia es que los jóvenes españoles del barrio son depresivos porque en su familia han mamado fracaso, mientras que los inmigrantes han mamado espíritu de lucha y saben que saldrán adelante como sus padres.

¿Cómo empezó en Braval?
Hasta el 2000 estuve trabajando en la escuela Bell-lloc de Girona y aquel año el Opus Dei, al que pertenezco, me pidió que me ocupara del Raval barcelonés.

¿Por qué usted?
Porque tenía experiencia en campos de trabajo de ayuda humanitaria en Lituania y Polonia. Jóvenes de aquí colaboraban, por ejemplo, con el hospital oncológico de Vilnius.

¿Por qué en el Raval?
Porque es una realidad que mis compañeros de la iglesia de Montalegre, que estaban allí, veían cada día.

¿El Opus Dei no se ocupaba sólo de los ricos?
Ha-ha-ha! No, no, de ninguna manera. La Obra hace lo que puede en todas partes. Lo que pasa es que los medios sólo sacáis lo que queréis.

¿Qué más hacéis?
La iglesia de Montalegre atiende más de 600 familias del Raval.

¿Todos los voluntarios son también del Opus Dei?
No, son de nueve religiones distintas.


REPÚBLICA DEL RAVAL

En su libro La República del Raval. Eines de cohesió social, explica su día a día en este barrio barcelonés.
Informa también sobre una de las iniciativas que mejor resultado ha dado, las «Conversaciones sobre Inmigración en Braval». Son comidas íntimas para ocho o nueve personas, sin luz ni taquígrafos, en el mismo local de Braval. En seis cursos se han mantenido 49 Conversaciones con 226 persones distintas, procedentes de diversos ámbitos culturales, profesionales e ideológicos.