14 abr 2011

El problema no es la inmigración, es el paro

Josep Masabeu, presidente del centro de apoyo socioeducativo Braval, en el barcelonés barrio del Raval, apuesta por construir "espacios comunes de convivencia" y considera que el lugar idóneo es la escuela, donde debe producirse una "mezcla" entre autóctonos y extranjeros.





Masabeu ha presentado en Madrid su libro La República del Raval, en el que destaca que “la inmigración es res pública, cosa pública, responsabilidad de todos, y no solo de las administraciones”.

Braval es una iniciativa de desarrollo y promoción social del Opus Dei, que se propone –mediante el voluntariado– promover la cohesión social, luchar contra la marginación, prevenir la exclusión social de los jóvenes, y facilitar la incorporación de los inmigrantes a nuestra sociedad.

Masabeu (Sabadell, 1952), doctor en Pedagogía por la Universidad de Barcelona, afirmó en un encuentro con periodistas que “es preferible hablar de acomodación en lugar de integración”, ya que refleja mejor “la responsabilidad que tienen los inmigrantes para adaptarse a los estándares de la sociedad que los acoge”.

El riesgo de convivir en guetos
“No es cuestión –añadió– de hacer una lista de obligaciones, sino de actuar con sentido común, de forma que se facilite la adaptación de la segunda generación de inmigrantes”. “Deben cumplir los deberes de nuestra sociedad, no porque sean inmigrantes, sino porque son ciudadanos”, dijo.

Jordi Pujol junto a Josep Masabeu, durante la presentación del libro en Barcelona

Josep Masabeu citó cuatro fases que atraviesa un inmigrante, desde la supervivencia inicial, la legalización, la agrupación familiar y el deseo del retorno al origen. “Esta última –dijo- supone la querencia de vivir entre nosotros como si vivieran en su país, y esto entraña un riesgo de convertirse en gueto. Hay que procurar que se relacionen por intereses comunes, más que por factores étnicos”.

Un barrio con problemas
Braval desarrolla su trabajo en el barrio barcelonés del Raval, donde en 1,1 km2 viven 47.454 personas, de las que 22.446 son extranjeros (el 47,3% del barrio), de 30 nacionalidades. El barrio supera las cifras de poblaciones conocidas por su alta inmigración y tiene una densidad de población que triplica la de Barcelona.

Con una estimación del 30% de su población en paro, este porcentaje supone para Masabeu “un factor de riesgo importante” ya que es “un potencial peligro de desórdenes y que debemos superar de forma coordinada”.


Destacó que “no estamos ante un riesgo teórico”, ya que “hay muchos jóvenes de 16 años nacidos ya en España y que no pueden trabajar porque no tienen papeles”.

13 universitarios y 200 trabajadores
El método de Braval consiste en combinar actividades de refuerzo escolar con la participación de los chavales en ligas escolares y municipales de fútbol y baloncesto, pero mezclando autóctonos con los recién llegados.


Braval acoge desde 1998 a chicos y voluntarios de distintas creencias y por sus instalaciones han pasado unos 900 jóvenes de 30 países, que hablan 10 lenguas y profesan 9 religiones.

Al margen de los trofeos deportivos, Masabeu destaca que “13 chavales cursan estudios universitarios, uno ya ha acabado sus estudios superiores, y doscientos están trabajando con contrato”.

La República del Raval, que prologa Núria Gispert, ex presidenta de Cáritas en España, recoge la experiencia de 47 Conversaciones sobre Inmigración en Braval, con 223 participantes distintos, “de manera que Braval se ha convertido en un centro de reflexión sobre la inmigración”.

10 abr 2011

"La República del Raval" se vende en...

Escrito en catalán. ISBN: 978-84-614-6684-9

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5 abr 2011

Sobre la inmigración

Artículo de Federico Gómez Pardo en La Firma de Forum libertas

España que tanto se beneficia de una inmigración rica y temporal como es el turismo, tiene el deber de acoger a la otra inmigración que desesperadamente acude a nuestro país

Acabo de leer un libro interesante recién publicado: La república del Raval de Josep Masabeu. Trata sobre la inmigración. Me ha hecho reflexionar. Lo que sigue a continuación son opiniones mías, no del libro, aunque lo cite algunas veces.

Según reflejan las encuestas, la inmigración continúa siendo una de las principales preocupaciones de los españoles. Parece evidente que a ello contribuye el que la inmigración descontrolada, que llega sin papeles, hasta que los consigue y legaliza su situación, con frecuencia ha de vivir en la marginalidad dedicada a la prostitución y a la delincuencia. Y se acentúa este problema en una situación de crisis y altos niveles de paro como los que sufrimos.

Pese a ello, considero que cualquier ser humano tiene un derecho primordial a trabajar, ganarse la vida y sostener a su familia. Y de sustanciar ese derecho emigrando a otro país si en el suyo no puede satisfacer esas necesidades básicas.

También considero que España, que tanto se beneficia de una inmigración rica y temporal como es el turismo, tiene el deber de acoger a la otra inmigración del tercer mundo que desesperadamente acude a nuestro país. La pobreza extrema de los países de origen que les obliga a emigrar, agravada muchas veces por la corrupción de sus dirigentes, y la existencia de mafias internacionales que se aprovechan de su desesperación, no dejan de ser delitos de “lesa humanidad” inconcebibles en el siglo XXI. Particularmente, no percibo que los gobiernos de occidente hagan mucho para evitarlo, a pesar de que se nos llena la boca hablando de los derechos humanos, incluso que en nombre de su defensa intervengan en guerras, si está en peligro el suministro de petróleo.

En algunos barrios o poblaciones con altos índices de inmigración se están dando últimamente casos de violencia e inseguridad ciudadana, que a su vez generan brotes de xenofobia. Creo que se debe en buena parte a que, con papeles o sin ellos, suelen vivir en barrios marginales, agrupados con los de su nación o su raza, lo cual además de perjudicar su integración, favorece las actividades delictivas.

Por otro lado, existen muchos tópicos sobre algunos supuestos perjuicios que nos provoca la inmigración; así, por ejemplo, está generalizada la percepción de que los inmigrantes colapsan el sistema sanitario. Nada más lejos de la realidad; como demuestra Masabeu en el libro citado, el 11 % de los usuarios de la asistencia primaria básica son inmigrantes, cifra muy similar a su peso demográfico; pero en cambio infrautilizan otros servicios sanitarios, debido a varios factores -algunos de tipo cultural- siendo el principal de ellos la edad joven de la mayoría de ellos que hace que sufran menos enfermedades crónicas. Es un hecho que actualmente los inmigrantes aportan más a la sanidad del país que lo que gastan en ella.

Para mí, el verdadero y más importante problema es el de la integración de esos inmigrantes, cuya solución no es fácil. Requiere bastantes más medios en la enseñanza que los que actualmente se destinan a ello, y una adecuada política de vivienda que respetando su libertad evite la formación de “guetos”.

Desgraciadamente, hay que constatar que los poderes públicos han hecho muy poco al respecto. Y sobre todo hace falta imaginación; quizá lo que más me ha llamado la atención de La República del Raval sean las experiencias que aporta de la Asociación “Braval” sobre integración de inmigrantes a través del deporte. Pero no sólo los poderes públicos o las ONG’s han de preocuparse de este problema, si no que todos los ciudadanos podemos contribuir a esa integración en la medida que la deseemos, evitando cualquier tipo de rechazo, sabiendo ver lo mucho que de positivo aportan a nuestro país y mirando con simpatía a todos los inmigrantes.